martes, 27 de febrero de 2018

Por una comunicación asertiva y 5 minutos de cortesía

Desde mi humilde publicación quiero hacer un llamamiento a aquellos docentes universitarios que si llegas unos segundos tarde a clase te cierran la puerta delante de tus narices. Y perdón, por la expresión, pero sí casi literalmente, en tus narices.

Señores y señoras, no estaría de más entender que hay ciertos universitarios que asistimos a clase con mucho empeño, dedicación y con ganas de aprender para que, desde un principio, se nos acabe desmoralizando y dejándonos en evidencia por unas milésimas de segundos.

Después, escucho comentarios como: "Estos estudiantes de hoy en día no quieren aprender", "no tienen inquietudes", "pasan de todo", "no sé para qué vienen a clase si no prestan atención" y un largo etcétera.

Me gustaría que se reflexionase, por favor, qué es lo que realmente sucede con aquellos universitarios activos que, ya no solo trabajan y estudian a la vez, sino que también se preocupan en ampliar su abanico de conocimientos y asisten a cursos, seminarios, charlas o ponencias. De las cuales, uno hace lo imposible para intentar llegar a tiempo, a la hora en punto, si somos precisos.

Señores y señoras, en mi circunstancia al vivir en la Comunidad de Madrid hay que saber que se necesita un tiempo mínimo para el desplazamiento. Ya me gustaría a mí tener el súper poder de teletransportarme. En mi ciudad afortunadamente hay miles de centros educativos e instituciones con una gran oferta de cursos para aquellos que se preocupan en desarrollar diferentes aptitudes y mejorar su conocimiento. Las universidades no están próximas a determinados lugares educativos por lo que un poco de consideración no es mucho pedir.

Entiendo perfectamente que pueda ser una falta de respeto llegar tarde, y pido disculpas y permiso siempre, pero los afortunados que estudiamos en la universidad, un doble grado en mi caso, no estamos por obligación, por lo que si realmente asistimos al aula es para aprender. Que vayas explícitamente a esa materia y acabes fuera en la calle por un simple factor; el tiempo, sinceramente lo veo inapropiado. Y sí estoy indignada, pero porque con esta conducta se está generando una desmotivación al alumnado innecesaria. Practiquemos más la comunicación asertiva.

Por no hablar de aquellos profesores que manifiestan su afán porque se estudie el grado a distancia si no pueden asistir. No es que no podamos acudir a clase, es que son apenas minutos de cortesía lo que te impide poder hacer más cosas que ir a la universidad. Quizá, pagan justos por pecadores, pero no me parece correcto. Soy la primera persona puntual y respetuosa con la hora de llegada, pero somos humanos.

Somos humanos, reitero, todos podemos llegar tarde alguna vez y no por ello hay que privar el acceso al aula. Hasta el mismísimo maestr@.

Y menos aún, cuando educadamente se pide permiso y perdón a la vez con la cabeza agachada queriendo adquirir esos conocimientos.