martes, 5 de enero de 2016

Palma de Mallorca ha sobrevivido a mi locura.

Cinco días llevamos ya de este nuevo año y aún no me he parado a escribir. Síntoma de que empiezo bien al año, al menos la ironía persiste. 
Comenzar mi primer post del año diciendo feliz año nuevo, me parecía monótono e iría en contra de mis principios. Así que, voy a hablaros de mi viaje a Palma de Mallorca directamente, y cómo miro a la vida últimamente. Me he planteado este año actuar con otra filosofía en la que intentaré no tomarme todo tan a pecho y sonreír más y más, porque al fin y al cabo todo tiene un buen final y sino es que aún no es el final. Esto os deseo a vosotros también, una buena actitud para aferrarse a las cosas y poder ser felices con nuestra conciencia tranquila.

¿Por qué Palma de Mallorca? 

Llevaba años queriendo ir a esta magnífica isla y nunca había estado en las Islas Baleares. Tras haber escuchado que es una ciudad muy bonita, porqué no aprovechar esta ocasión navideña para visitarla.





 El 'Passeig del Born' de noche estaba espectacularmente iluminado y llamaba la atención por tener el gusto de ver la catedral de Mallorca al fondo del paseo medieval.






A eso se sumaba la necesidad de desconectar durante unos días, por ello fuimos al GPRO Valparaiso Palace Hotel & SPA donde pudimos disfrutar de su relajante spa y aguas termales. 



Además de los diferentes tratamientos de bienestar. 



Esta cama de agua milagrosa conseguía que en apenas veinte segundos cayeses rendido a sus pies, gracias al calor que desprendía estabas la mar de a gusto.



Este viaje no solo era para desconectar y relajarse, sino que también era para disfrutar de su arquitectura. El Palacio Real de la Almudaina recoge en sus muros la historia de las islas desde los asentamientos megalíticos. Hoy en día es la residencia de la Familia Real Española.











 A su derecha destaca la Catedral-Basílica de Santa María de Palma de Mallorca, y es que es ¡tan bonita! Verla por primera vez de noche impacta, pero contemplarla tanto como exterior e internamente hechiza. No hay que olvidar que la Catedral es el monumento más emblemático de esta ciudad, ya que recoge los últimos ocho siglos de su historia. Y es el icono del patrimonio histórico y espiritual de la isla.





Este templo gótico recoge un nuevo estilo plateresco realizado por el genio Antoni Gaudí, he de confesar que me conmovió. 


No se muy bien el por qué. quizás sea porque su estilo me apasiona por su originalidad, o porque conozco su trayectoria destacable que tanto me gusta.


¿Qué me decís de la fachada de la catedral de Mallorca? 



¡Impresionante!

En torno a mediados del siglo XIX Mallorca sufrió un gran temblor, que produjo un cambio considerable en su arquitectura. Sobre todo en una de las torres de la fachada principal de la catedral y conllevó a problemas de solidez. El arquitecto Juan Bautista Peyronnet se encargó de reparar el daño causado por el terremoto. 

En este caso la belleza también está en el interior, como se puede observar en su rosetón.




Si permaneces en su interior, y continúas el recorrido encontrarás este patio con su pozo tan bonito.





La Lonja de Palma presenta por sí misma una gran fuerza comercial y artística. De hecho, la famosa Lonja de Valencia, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se inspirtó en la lonja mallorquina. 
  






Anduviese por donde anduviese me encontraba con rincones tan mágicos que era imposible pasar desapercibidos. Entre ellos estaba el mercado de Santa Catalina, me recordó al mercado de San Miguel, en Madrid.



Según un taxista palmesano o mallorquín, actualmente, la zona con mayor ambiente nocturno se concentraba entre el paseo marítimo y Santa Catalina.










Esta parroquia de San Nicolás me llamó especialmente la atención por su rosetón. Cómo sutilmente consigue ser el centro de atención a pesar de la composición homogénea de sus arcos de herradura aparentes. 


Continuando la ruta por Mallorca encontramos callecitas como esta vestida por la navidad.



Como toda ciudad tiene su ayuntamiento y plaza mayor. No todo puede ser positivo, y admito que la plaza mayor no destacó por tener nada peculiar, me pareció simple y austera. Quizás sea, porque estoy acostumbrada a ver la Plaza Mayor de Madrid y tiendo a buscarles inconscientemente un parecido.









Disculpad pero esta foto es otro recuerdo más de mi viaje a la isla. Como todo centro de la ciudad tiene sus calles con sus respectivas tiendas, paseando por allí escuché a esta pareja de músicos cantar. Tenían un toque especial en su voz y me cautivaron por su simpatía y cante original de adaptar una canción a su estilo.



El Museu Fundación Juan March ofrece una gran colección de obras de arte español del siglo XX. Contiene obras significativas de las primeras vanguardios de autores como Pablo Picasso, Joan Miró, Juan Gris o el mismo Salvador Dalí.


¿Curioso, verdad?





La verdad es que mi pasión por el arte es notable y admito que puedo llegar a ser una 'friqui', pero siempre que viajo tengo la manía de ir a algún museo sea del estilo que sea. Lo siento, no lo puedo evitar. 

¿Qué mas me gustaría contaros? Cómo terminé el año 2015. La verdad que ...

La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar…

Cuando comencé 2015 no imaginé que lo acabaría rodeada de alemanes, ingleses, italianos, españoles, holandeses, rusos, suizos... En el mismo hotel que os hablaba antes, prepararon una buena fiesta. La temática pretendía que remontásemos años atrás hasta llegar a la Antigua Roma, por ello los camareros nos recibieron en el cocktail disfrazados con las túnicas y vestimenta romana. Con una copa de champagne en la mano escuchabas música en directo de fondo y entablabas conversación con desconocidos en el idioma que se terciase.

Fue muy divertido, diferente y sorprendente. Nunca sabes a quien tienes enfrente. 



Antes de comer las uvas, cenamos el menú de nochevieja que nos había preparado el chef  Carlos Botella. Trataba de un mix de platos que cada uno estaba más rico que el anterior. Los platos se llamaban de la siguiente manera:

Canelón de aguacate relleno de mousse de gamba mallorquina, crema de "Pomodori" y reducción de fruta de la pasión. 

Royal de vieiras con Sake, caviar y lima.


Agnolotti de Foie - gras de pato y frutos de hongo con crema ligera de "Ou de Reig" y carúnculas con un toque de trufa. 



Salmonetes al aroma de cítricos con Cous-cous negro de bogavante, salsa de plancton marino y matices de remolacha.
Solomillo de Ternera "Black Angus" americano sobre lecho de Hummus y cebada perlada con Trompetillas, Rebozuelos y Demi-Glace de Oporto.

 Sin duda este fue mi favorito.


Y de postre hubo Gelée de granada con sorbete de Limoncello y espuma de yogur. Dicen que el sorbete ayuda a bajar la comida, pero yo seguía llenísima.


Y por último, Mágnum de Tartufo Nero sobre toffee de albaricoque y avellanas caramelizadas.


Me puse las botas en todos los sentidos, aunque esto no fue todo. El vino también tuvo su protagonismo. Todo riquísimo. 

Tras comer pedir los 12 deseos y propósitos de año nuevo, en el último piso del hotel, en la misma terraza pudimos disfrutar de la iluminación que aportaban los fuegos artificiales a la increíble isla. El tiempo acompañó a que la velada fluyese mejor aún.
Y para contrarrestar la cena, no podían faltar unos buenos bailes con mis amigas las holandesas, españolas, italianas y suizas. 



En definitiva, tuve una buena despedida con 2015 y una estupenda bienvenida con el 2016. Confío y estoy segura de que este año será mucho mejor que el anterior. 





Espero que os haya agradado mi publicación y gracias por dedicarme unos minutos, gracias de corazón.


Andrea San Martín Nieto.
@andreitasmn